Alma y motor de Medicus Mundi. La historia nos juzgará. Juzgará nuestra época con más severidad con la que nosotros ahora repudiamos la esclavitud de los siglos pasados. A diferencia de aquellos explotadores, que al menos alimentaban a sus esclavos, nuestra sociedad, nadando en la abundancia, alimenta antes a sus mascotas domésticas que a sus hermanos de especie, a los que deja morir de hambre, de enfermedad y retraso evolutivo. Lo nuestro es una enfermedad social, voluntariamente aceptada, un monumento a nuestra vergüenza. Ideas como esta forman la columna vertebral del pensamiento de aquel sacerdote pamplonés, doctor en teología, con seis idiomas en la cabeza, que cuando fue a Ruanda a ver a sus colegas navarros misioneros en Nemba, tubo claro que debía cambiar la teología tradicional por la proximidad al necesitado, decidiéndose a fundar Medicus Mundi Navarra para gestionar el hospital de Nemba, que construyó la diócesis de Pamplona. Era 1972, tenía 38 años, y todo este tiempo ha sido el motor que ha alimentado y guiado esta pionera ONG. También fue presidente de Medicus Mundi internacional, etc. etc, pero lo que más impacta de su personalidad es la claridad y frescura de sus ideas. Dice que falta mucho tiempo, varias generaciones para acabar con esta lacra de desigualdad, pero que llegará. Le asombra la inmensa diversidad del ser humano, y a su vez la coincidencia universal de valores básicos que hay dentro de todos ellos, y piensa que en el futuro, las personas serán DESPIERTAS y las religiones se habrán transformado en caminos a la experiencia de la realidad. Ahora, ante la crisis que aplasta a los más pobres, los que tenemos algo – dice -,debemos duplicar la solidaridad y, pensar no sólo en los de allí, sino también en los de aquí.Publicado en Diario de Navarra el 14 junio de 2009.
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