domingo, 29 de junio de 2008

Miguel Luri

El último ordenanza. Miguel nació en Azagra y con 22 años, un 6 de noviembre de 1974, cumpleaños de Gabriel Urralburu, entró a trabajar de portero en Diputación para poco después convertirse en ordenanza de la planta noble de nuestro Palacio Foral. En ese mundo de pasillos y despachos atiende necesidades de políticos y visitantes, procurando que sobre todo estos últimos se lleven una buena impresión de la casa grande de Navarra. Disfruta con su trabajo, pero especialmente en los actos oficiales, cuando lleva con orgullo y elegancia las esencias del Reino de Navarra, las urnas de votaciones de las antiguas Cortes de Navarra. “ Soy muy navarro, y es para mí un honor portar ese trocito tan entrañable de nuestra historia”. Admira a los gobernantes que trabajan por los demás, pero no entiende a los políticos que prometen lo que ellos mismos saben que no pueden cumplir. Por delante de su mesa han pasado 7 presidentes. Para todos ellos tiene buenas palabras, y aunque habla con especial cariño de Alli y Sanz, Amadeo Marco le dejó impactado y las anécdotas que cuenta de él podrían llenar páginas, que pena que no tenga espacio para contarlas. En fin, que si pasan por palacio, allí le encontrarán, con su sonrisa bonachona, dispuesto a agradar y ayudar. Eso si, pasen pronto, porque sólo le quedan dos años, se jubila y su plaza no se cubrirá. Es el último conserje de Diputación, como Bob Dylan, una leyenda viva llena de historias, anécdotas y recuerdos. Miguel y yo nos despedimos, disfruten del verano y cuidado con el sol, que ya no es el que era. Hasta septiembre.

Publicado en Diario de Navarra el 29 de junio de 2008.
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