
Sin duda, junto con los pastores, y los otros tres dobladores, la mano derecha del santo para los encierros, un experto en cuidar la vida de los corredores. El mundo del toro en el que comenzó con 14 años matando un becerro, le hizo matador durante 10 y le proporcionó amigos eternos, le forjó también como hombre en valores como la responsabilidad el compromiso y la seriedad.
Dice que se siente más a gusto con el traje de ejecutivo que con el de luces, porque se pasa menos miedo, pero que con ambos hay que ser serio y sincero "No puedes engañar ni al toro ni al cliente, porque ambos te acaban pillando". A diferencia del despacho de Tudela, en el encierro, como doblador, asegura la vida de otros arriesgando la suya propia. Eso, en los Estados Unidos lo llamarían héroe o valiente tapándole el pecho con medallas y condecoraciones. Seguro que si Sergio fuese yankee, su capote tendría más condecoraciones, honores y galardones que la capa de cualquier tuno español.
Publicado en Diario de Navarra el 25 enero de 2009.
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