domingo, 16 de noviembre de 2008

Carlos Eugui

El aviador. Si nuestro Carlos hubiera vivido en la Inglaterra de la Primera Gran Guerra, estoy convencido, dadas sus cualidades, de que se habría convertido en un as legendario de aquellos biplanos de guerra. Incluso, posiblemente, se hubiese tenido que batir con Von Richtofen, el Barón Rojo. No sé quién habría ganado aquel cara a cara, pero yo apostaría por el navarro. Para su suerte, el destino le hizo nacer en la Chantrea, 29 años después de 1918, fecha en la que el Barón Rojo fue abatido y tuvo que entregar el carné de piloto a San Pedro. El carné, el de Carlos, claro, lo sacó casi por casualidad en 1974, y al poco, con tan sólo la ayuda de una brújula en su avioneta, se embarcó en un largo vuelo deportivo que le ha dado 30 campeonatos de España y un subcampeonato del mundo. Con 23.000 horas de pájaro, también es comandante de Air Nostrum. Claro, ustedes no han volado con él, y a mí me resulta difícil transmitirles esa doble sensación de vértigo y seguridad de los picados, piruetas y vuelos a ras de suelo que se pueden experimentar con Carlos. Vamos, para que me entiendan, que Eugui es al avión, lo que Indurain a la bici. El aviador, dice, es más libre que el piloto, y allí arriba, comenta, el tiempo se espesa y se hace más lento, el espacio no se mueve y en la soledad del silencio del motor se ve todo distinto. Es como ser un pájaro inteligente admirando un entorno que sólo es así desde allí.

Publicado en Diario de Navarra el 16 noviembre de 2008.
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