domingo, 2 de noviembre de 2008

Luis Fernández Olaverri

El tendero de vinos. Dicen que la frase más triste del evangelio es aquella en que la madre, con sensibilidad de mujer, le dice al hijo: “ Jesús, no tienen vino”. El hijo, como buen hijo, remoloneó al principio, pero la Señora, como buena madre, ya sabemos qué cansas son a veces las madres, acabó saliéndose con la suya, y aquella simple agua quedó transformada en el mejor gran reserva que se haya podido catar. Luis Fernández, pamplonés de la Navarrería, con 12 lustros de añada, brinda por la genialidad del Nazareno, y piensa que, si no lo hubiese hecho, habría sido un `aguafiestas`, porque no puede haber boda sin vino. Nuestro tendero, que así le gusta definirse, bebió de joven la ilusión por el mundo del vino en el autoservicio de sus padres, y en el 79 creó la primera vinoteca de Navarra. Concibió la boutique no sólo como un lugar de venta, sino como un punto de encuentro en el que dar sabor y aroma a la cultura del vino. Con vitalidad desbordante crea el club de cata, la cofradía del vino, organiza cursos y viajes, y trae expertos. La botella más cara de su tienda es un Petrus 97 de 781€, pero él mismo piensa que el vino de 10 no existe, y el de 9,9 de nota, nunca debiera valer más de 60€. En el mundillo nacional del vino es conocido, además de por su profesionalidad, por la habilidad para crear versos, ripios y poemas sobre los caldos. Él dice que no es arte lo que escribe, pero que el vino sí es arte en sí mismo. El único arte que se puede beber.

Publicado en Diario de Navarra el 2 de noviembre de 2008.
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