domingo, 19 de octubre de 2008

Juan Manuel Fernández

El Pícaro Juez. La pequeña entrevista tras sacarle la foto no pudo empezar peor, o mejor. Conocida su devoción por el fútbol, le pregunté con inocencia qué plato de su balanza futbolera le pesaba más, si el de Osasuna o el del Depor. Se levantó del sillón como un rayo, y con cara de juez respondió: "Esa pregunta sólo la responderé en presencia de mi abogado". Soltó una carcajada, que transformó su rostro, y se sentó. Tuvo gracia, pero el muy ladino escurrió el bulto. Nació en Venezuela, de padres gallegos, hace medio siglo y cuando estudiaba derecho en Pamplona, al ritmo de Bruce Springsteen, se enamoró de Navarra, y después de opositar volvió a su tierra prometida con una toga de juez que todavía usa. No es que sea un 'huchitas', sino que le tiene cariño, y ya le ha dado la vuelta en la modista para evitar los brillos. El instructor del 'caso Urralburu' - él fue el que le guió al talego -, está obsesionado con tres temas en favor del ciudadano: la independencia del poder político la mejora de la justicia en Navarra (estamos en el puesto 13 de 17 en la liga autonómica de la justicia) y la recuperación y el perdón de los menores. No cree que Salomón hubiese partido en dos al niño, justamente porque, además de sabio, era justo y, quizá por esto mismo, a Juanma le da vértigo y le quita el sueño mandar a la cárcel a un inocente. Además de todo esto, los que conocen al presidente del TSJN dicen que es muy rocero. Puede que sí, a mí, en Sanfermines, siempre me invita a una cerveza a la salida de los toros.


Publicado en Diario de Navarra el 17 de octubre de 2008. Pincha en la imagen para ver la página completa

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