domingo, 23 de noviembre de 2008

Moisés Pérez de Albéniz

El cazatalentos. La historia nos ha regalado algunas personas, no muchas, como Cayo Cilnio Mecenas, o los Medici, que, sin obviar la perspectiva del pasado, apostaron por apoyar el arte emergente, buscando la potencialidad de los jóvenes artistas que querían esculpir el futuro. Quizás Moisés, sin el poder ni la pompa de aquéllos y, por supuesto, sin su fortuna, comparta ese mismo espíritu. El decorador pamplonés, de 55 años, respiró de su padre la fascinación por el arte contemporáneo y, tras realizar algunas películas para televisión, montó en la vetusta Iruña, hace ahora 12 años, la primera galería de arte contemporáneo. No entraban demasiados y, sin despeinarse, nuestro aventurero del arte tuvo que buscarse la vida fuera de su pueblo. Y fue a Arco, sí, -donde Pascal compró el cactus-, y a otras ferias y estudios internacionales, buscando e investigando nuevos autores para luego promocionarlos. Hoy en día, con un reconocido prestigio internacional, lo mismo cena con Arnold Schwarzenegger que con Botín, mueve a sus 14 hijos del arte, unos consagrados y otros por consagrarse, por ferias y exposiciones de todo el planeta. Aunque piensa que Velázquez sigue siendo The best, Moisés entiende el arte contemporáneo como un esfuerzo de generosidad y respeto de unos artistas que, mediante un lenguaje diferente, nos llevan a reflexionar sobre la problemática social del momento. Si quieren ganar dinero rápido, compren un Warhol, pero si buscan disfrutar, consigan algo que les guste, y con el tiempo... quién sabe.


Publicado en Diario de Navarra el 23 de noviembre de 2008
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