domingo, 26 de octubre de 2008

Jesús Macua

El de las vaquillas. Si tuviéramos que rediseñar el escudo de Navarra, y adaptarlo a los tiempos que corren, sin lugar a dudas, en uno de los cuatro cuarteles tendría que aparecer una vaquilla de raza navarra. Porque manda narices la afición de esta tierra por las vacas en fiestas: vacas por la mañana, al mediodía, por la tarde..., y para almorzar, estofado de ternera. De Leitza a Cortes o de Villa Tuerta a Aribe, no hay fiesta que se precie sin vacas. Con razón, el dicho ribero: “Te mueves más que las vacas de Macua”. Jesús Macua, pamplonés de 45 años, es el amo de la ganadería Macua de reses bravas de Larraga, donde vive y torea cada día con un negocio familiar de más de 60 años y 1.720 cuernos. La empresa posee dos encastes, uno para la lidia, que se exporta a los Domecq, y otro para festejos populares, que también se exporta fuera de Navarra. Vamos, como los molinos o el vino. Jesús dice que son unos bichos muy especiales. Sólo el 5% llegan a ser ‘estrellas’ y, como diría un psicólogo, padecen de trastorno bipolar, ya que tan pronto están quietas, como se arrancan y te largan un viaje. Según el ganadero, son harto sofisticadas, a las buenas hay que cuidarlas como a un Fórmula 1 o un ‘eurofighter’ para que duren y rindan en los festejos, y las que no valen o están desgastadas acaban en estofados o calderetes. En fin, que todo queda en casa. Son tan nuestras, que se les podría presentar a la candidatura de las 10 maravillas. Jesús y yo las votaríamos.

Publicado en Diario de Navarra el 26 octubre de 2008.
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