sábado, 14 de julio de 2012

I LOVE YOU IN SAN FERMIN

Esta es una de las historias más bonitas que me ha tocado fotografiar y ensoñar. Fue un 14 de julio, justo cuando ya se escuchaba en el cielo el eco del pobre de mí. Ellos, que eran de cualquier lugar, se conocieron un 7 de julio, el de aquel año, en mitad del bullicioso alboroto. Se estaban despidiendo de una historia compartida en blanco y rojo que el destino les había pintado durante ocho días, llenándoles de música, emociones, amistad desinteresada, calor humano y risas sinceras. Algo que no se encuentra hoy en día fácilmente. Ella le miraba abrazada a la vez que le cantaba “Era un 7 de julio cuando te vi, me quemaron tus ojos como el carbón...” (Aquí tienen que poner ustedes el CD de la jota NO TE VAYAS DE NAVARRA, digo, para ambientarse). Él, detrás de sus gafas rojas le respondía también cantando “... y nos dieron las diez y las once, las doce y la una, y las dos y las tres y desnudos al anochecer nos encontró la luna...” (En esta ocasión, ya se lo imaginarán, toca el MP3 de Sabina). Como ocurre con las dos canciones que se entonaban el uno al otro, el mismo destino que les unió, les separaría para siempre aquel pobre de mí. Con lágrimas en los ojos, que ya no me permitían enfocar, pude escucharles “Hemos sido afortunados, ahora ya sabemos lo que es el paraíso, siempre lo recordaremos (larga pausa), en blanco y rojo”. FIN.

Publicado en Diario de Navarra el 14 de julio de 2012

EL SECRETO DE YOLANDA

2010. La mayor parte de ustedes conocerán a Yolanda Barcina por la imagen que refleja a través de los medios. Ya saben, los medios se aproximan a la realidad, pero no la transmiten en su totalidad. Pues bien, detrás de esa apariencia Tacheriana de Dama de Hierro, que pone firmes a su partido, a Roberto Jiménez y a todo el que se lo merezca, existe un ser entrañablemente normal, con virtudes defectos y secretos. Quizá uno de los mejor guarda es su pasión por el baile. Desde niña ya veneraba a Ginger Rogers y su sueño habría sido ser pareja de baile de Fred Astaire. Con el paso de los años se fue cultivando en todo tipo de bailoteos, e incluso hoy en día recibe clases de sevillanas. Yo que la conozco, le he visto menear el esqueleto con salsa, sevillanas, jotas, boleros, tangos y, hasta la danza de la lluvia cuando Navarra estaba seca. La mutil dantza, como es muy respetuosa con las costumbres y sabe que es un baile de hombres, la practica únicamente en el salón de su casa. Y no exagero. La prueba la tienen en la foto de arriba. Hay que ser muy friki para colarse en un convento de clausura, convencer a las monjas y acabar bailando con la madre superiora, ¿o no?. Es como si cualquiera de ustedes les diera por querer danzar con el abad de la Oliva en el claustro a ritmo de gregoriano. Genial.

Publicado en Diario de Navarra el 13 de julio de 2012

EL SABIO TAURINO Y EL CARETO DEL DIESTRO

A mí lo de los toros, qué quieren que les diga, como decían antes, ni fu ni fa. Eso sí, 35 años dándole al gatillo y además en burladero. Lo peor, sin duda, las 32 ferias que he tenido que soportar al aficionado madrileño, situado en barrera justo detrás de los foteros. Ya lleva 3 sin aparecer, así que creo que tengo derecho a darle la puntilla. Era un sabio taurino. Ya saben, que si esa estocá va corta, que si demasiada vara, hombre no, así no, por la derecha. Se levantaba, “Cano, Canito majo, tírame una foto y me la pasas por La Perla”. Todo ello aromatizado con el humo de un veguero de dos metros que me dejaba el pelo como un pergamino. Para completar, en el tercero sacaba las viandas. Un bocata blando de magras chorreando tomate que se empeñaba en compartir. ¡Qué majo!. Yo se lo pasaba siempre al del Noticias, que me llamaba ´cabrón´, pero se lo jalaba. Pero eso sí, lo mejor de los toros eran los caretos que lucían algunos diestros en la faena. Siempre iba ilusionado a ver si la tarde me brindaba fotos de morritos. ¿Se han fijado ustedes?. Qué altanería, que porte, que chulería, es como si miraran a todos y a todo por encima del hombro. Al principio creía que esas caras las ponían sólo los del sur, pero que va, nuestro Marquitos también. Yo no se como lo hacen. Cuando volvía a casa después de una faena de morritos y muecas, siempre lo intentaba en el espejo, pero nada, imposible. Hay que nacer.

Publicado en Diario de Navarra el 12 de julio de 20012

EL BESO DEL PSIQUIATRA

 Esta foto me ha quitado el sueño desde hace años cada vez que la veo o la recuerdo. Es de los 90, cuando todos llevábamos mariconera a la cintura, como la titi, para facilitar el trabajo a los chorizos sanfermineros. El caso es que ya harto, el otro día le lleve la coño foto a mi psiquiatra para que me la analizara  con psicoanálisis, a ver si así podía dormir. Después de tres horas de diván y de astillarme 300 euros, el julai  me largó un informe de 12 líneas. Decía más o menos así. El careto de la moza es como de profesional – entiéndase aquí profesional como modelo -. El Caravinagre con sus ojillos pícaros y maliciosos disfruta del momento sintiéndose el centro de la Estafeta. Verrugas, en espera, se le ve entre ansioso y desesperado como diciendo “¿qué pasa, o qué, los de mi pueblo cuando vamos?”. Al fondo, el resto de la comparsa se apresura para recibir su correspondiente ósculo. El psiquiatra concluye el informe diciéndome: Amigo Nagore, su problema en este caso es la envidia. Su subconsciente estaba deseando que la chica le besara a usted, y esto es lo que le produce esa desazón. Siempre he pensado que estos lava cerebros no tienen ni p... idea. Lo que no sabe el julandrón del diván, y no se lo dije, es que después de acabar con la comparsa, la nena se dirigió hacia mí, me soltó un simpático besazo y me invitó a cenar.

Publicado en Diario de Navarra el 11 de julio de 2012

AÑO 1984. EL ENCIERO DE LOS MUETES

Era entrañable. Había que verlos con su periódico enrollado, nerviosos, estirando y calentando, algunos confesándose y recibiendo los últimos consejos de su padre ( las madres entonces nunca aparecían en esos asuntos; el encierro txiki era como el Soberano, cosa de hombres). El miedo se palpaba en sus sonrisas. Todos querían ir al baño, pero ya no quedaba tiempo. En unos segundos sonaría el exploto  y los toricos txikis dejarían tras de si bonitas carreras, empujones, caídas, lloros y miles de historias para recordar todo una vida. Algunos decían que aquello era la España de la pandereta. No sé... A día de hoy si que me imagino la historia. La Merkel y sus secuaces nos negarían el crédito. Telecinco llenaría sus mañanas con el tema. Los catalanes y el Peta entrarían en guerra con Pamplona por violar los derechos fundamentales de los becerricos. Jueces y fiscales se rasgarían las túnicas persiguiendo a los padres. La policía arrestaría niños... Imagínense todo lo demás, y seguro que aciertan. De cualquier manera, yo disfruté con aquellas fotos.

Publicado en Diario de Navarra el 10 de julio de 2012

EL REENCUENTRO DE DOS VIEJOS CONOCIDOS
Gracias a Dios, me los crucé en la Navarrería. Si me los encuentro en otro lugar y a solas, como decían los romanos, estaría ya en el Eliseo. Eran los míticos Sanfermines  de septiembre del 78, para muchos los mejores de sus vidas, los más rancios comentaban “Es que sólo estamos los de casa”. El de los cuernos seguía al de la teja, y el de negro, un poco acojonado aceleraba hacia la catedral. Curioso como una portera les seguí y, a la altura del Don Lancelot el diablo le propuso que almorzaran juntos. Entraron, y yo con ellos, a la vez que los clientes salían como alma que lleva el diablo. Nos quedamos los tres solos y el de verde, levantando el sarde y poniéndomelo en el cuello me gritó “eh tu, FOTOS NO”. Tragué saliva asintiendo y ya más tranquilos todos, se sentaron. Pidieron huevos fritos con magras y tomate y txacolí para beber, al parecer el cura debía ser vasco, de hecho, seseaba un poco. Charlaban acaloradamente, había que ver a ambos con la servilleta al cuello. ¡Qué lástima de foto!.Al dar buena cuenta del papeo jugaron al mus, al pierde paga, pero, cosas de la vida, yo no lo había visto nunca, EMPATARON. Me miraron y entendí. Pagué a todo correr, yo que no había almorzado y, al salir les vi como se daban la mano. “Bueno, agur aita, nos veremos en el infierno”. “Lo dudo, en todo caso en el cielo”, respondió el cura sacudiéndose las migas de la sotana. Alucinante. Aquella noche me costó dormir.

Publicado en Diario de Navarra el 9 de julio de 2012

jueves, 12 de julio de 2012


EL GAFE DEL ENCIERRO


Si, ya sé, esta foto está muy vista: que si desde el suelo, que en la curva de Mercaderes, que si le dieron el premio Foto Press. Ya huele. Y yo como un globo, hinchado de vanidad, como cualquier humano. Pero la realidad, como siempre, es más miserable. Les cuento. En realidad yo era, y sigo siendo, un gafe del encierro, aunque un gafe en positivo. Llevaba siete años de curro y no había pillado una miserable cogida. Nunca cojo un pitonazo. Era mi primer año en el Diario de Navarra, y me puse serio. “Nagore, tienes que hacer algo distinto, si no, con ese maleficio taurino que te lastra, no llegarás a ningún sitio”. ( en realidad, nunca llegas a ninguna parte, pero bueno), además, ya tenía dos bocas que alimentar ¡y qué bocas!. Así que me puse las pilas, preparé todo, ayudé incluso a los barrenderos a limpiar para que no se cayese nadie y me jibara ´mi obra de arte´, me puse en el suelo entre los dos tablones y ¡PALSSS!. Milagro: salió bien. Para que luego digan que nuestro santo no hace prodigios. Lo de ser gafe en este asunto ya me preocupa, de hecho no duermo en Sanfermines. Ahora, 29 años después, con 35 años de encierros, 278 carreras, dos me quedé dormido, ahí sigo, sin una cogida o puntazo que llevarme a la cámara, lo más algún revolcón. Así que, queridos colegas, ya sabéis: allí donde me veáis, huid.

Publicado en Diario de Navarra el 8 de julio de 2012

LA PROCESION YA NO ES LO QUE ERA

Los canónigos, el arzobispo estirando el cuello para salir en la foto, los niños con ojos curiosos, el mozo peña refrescando el gaznate. Entrañable. En apariencia nada parece haber cambiado, pero si. El desfile del patrono se ha masificado y el fotógrafo se siente ahora como en medio de una batalla medieval. Infinitos padres con silletas, sesentonas atrincheradas en primera fila “Ah no, usted no pasa, haber venido antes”, seguratas, miles de nuevos fotógrafos armados con cámaras de bolsillo y teléfonos atropellándose, van minando poco a poco la moral del curtido fotógrafo. No les cuento, cuando después de cuatro horas de guerrear con ese ejército de peteuves, el chaleco hecho jirones y las cámaras a punto de la huelga, llegas a la esquina de la Curia y te topas con el baile de aberchales y ´munipas´. Que “de que periódico eres”,que “ojito con las fotos”. Para cuando respondes, algún escupitajo ya te ha dado de lleno, mientras esquivas un zartaco de cualquiera y el ´munipa´ te estruja la cámara. Ya en el periódico, hecho unos zorros, siempre hay algún gracioso que te larga “La procesión bonita, ¿no?”.Pero sigue mereciendo la pena.

Publicado en Diario de Navarra el 7 de julio de 2012

domingo, 28 de junio de 2009

La sombra del fotógrafo

La sombra del fotógrafo es alargada. Los momenticos y las tribus sanfermineras siempre me han llamado la atención en San Fermín. Las tribus son grupos homogéneos en costumbres y comportamientos, que hacen todos los años las mismas cosas en los mismos lugares. Hay un montón: taurinos, munipas, carteristas, picadores, camatas... y, también, la de los fotófrafos de encierros. Unos 180 individuos que cada mañana, cámara en ristre se reparten entre vallados y primeros pisos dispuestos a ejecutar su ritual, más por vicio que por obligación. Sin duda un colectivo diverso y peculiar. Hay de todo, desde fotógrafos asociados eternamente a un poste, hasta enfermos que a las 5 ya están en la curva de Mercaderes esperando para pillar sitio, o bien suicidas que arriesgan 6.000€ de cámara para que una pezuña rebelde se la haga añicos. El día 14, después del último encierro quedamos todos en el callejón para hacernos una foto de familia. Nada más parecido a una banda de piratas del siglo XVIII, pero eso sí, con el orgullo de considerarnos autores de la historia gráfica de nuestro encierro. Así que, ahora que pienso, como en San Fermín se pone banda y medallas a todo el mundo, no estaría de más que se acordara alguien de nosotros. No sé, se podía hacer algo como lo del paseo ese de la fama de Hollywood, donde las estrellas dejan su huella esculpida en el cemento. Aquí podríamos hacer algo parecido en el callejón y matar dos pájaros de un tiro. Por un lado tendríamos las huellas de corredores consagrados como Atanasio, Lecuona, o incluso la del codo de Julen Madina, y por otro, en el vallado, dedicar los postes a fotógrafos eméritos como Zubieta, Roldan, Mena, Javier Retegui, Zaragueta, Galle, Juanito Gomez, Carlos Calleja... Fotógrafos que con sus imágenes han dejado ventanas abiertas al pasado de nuestro encierro. Nos quedaría un callejón muy mono y muy turístico, con Hemingway al lado, y a un tiro de piedra del museo de nuestra fiesta. Que tengan buen verano y disfruten de las fiestas, allá donde les toque.
Publicado en Diario de Navarra el 28 junio de 2009.

domingo, 21 de junio de 2009

Javier Hermosilla Noain

El corredor de encierros. El Casco Viejo de su Iruña natal es como una prolongación del salón de su casa. Todo el mundo le conoce, le saluda o le para, y para todos tiene siempre puesta su sonrisa. La calle Nueva le vio nacer hace 63 Sanfermines y, quizá por la proximidad al recorrido, con 14 años ya se asomó a probar el encierro de la Estafeta y, a los 16, Manolo Nagore y otros le abrieron la puerta de Santo Domingo, enseñándole los trucos de LA CUESTA, en la que con el tiempo se convertiría en toda una institución. De entonces a hoy, esa mágica adicción a correr no le ha perdonado ni un encierro. En esa cuesta descubrió todo un mundo, un encierro diferente, donde se pasaba lista, se cantaba al Santo mirando al cielo y donde todos se conocían y ayudaban. Unos valores y costumbres que él ha procurado mantener. Hoy en día, según dice, en Santo Domingo se siguen manteniendo esos principios: “Aquí no hay codazos para salir en la foto ni protagonismos mediáticos, es un encierro en su pura esencia. Es una carrera explosiva, de pocos segundos y metros, a velocidad de vértigo y con muchas posibilidades de salir volando. Aunque lo mejor de todo es el compañerismo y las personas. Un encierro genuino, donde todavía se corre en blanco y rojo”. Para estar en forma y correr ‘sus’ encierros, también va a los de Tafalla y Sangüesa, pero sobre todo, por filosofía de vida, hace atletismo, juega a pala, sube monte y corre maratones. Además, como tiene buena voz, es de esos ‘cantamañanas’ que, colgados de un farol, despiertan a la gente diciendo que son auroros. Cuando no corre, entrena o canta, el guarnicionero de profesión, ahora prejubilado, hace algo que me da envidia, y supongo que a alguno de ustedes también. Como voluntario de Ademna, cuida enfermos de esclerosis múltiple: los trae, los lleva, les canta, juega con ellos, les vacila... los zarandea y les alegra el espíritu, mientras ayuda a mover sus cuerpos.
Publicado en Diario de Navarra el 21 junio de 2009.